lunes, 29 de octubre de 2012

De las Teologías a las Tecnologías.


La corporeidad divina adquiere formas inéditas.

En la era digital, era de la Información, en la que estamos, disponemos de un nuevo instrumental –con posibilidades inéditas-. Lo que cambia no es lo que hacemos, sino el modo de hacerlo: seguimos enviando cartas, pero ahora lo llamamos “emails”. Seguimos escribiendo, pero ahora lo hacemos no con la pluma, o la máquina de escribir, sino con el ordenador. Seguimos hablando, pero no atados a un teléfono, sino caminando, en cualquier lugar y circunstancia.
El cambio de instrumentos da lugar a una transformación de la sociedad y de la cultura y hace que aparezca un nuevo paradigma que, como tal, nos hace cambiar la conducta, la actividad, las expectativas.
El instrumental tecnológico nos aporta la infraestructura para un nuevo tipo de sociedad: la sociedad-mundo.

Los objetos técnicos: entre el olvido y la idolatría
No es infrecuente escuchar que la técnica des-humaniza y que es necesario crear un sistema de defensa ante ella. Existe una filosofía y una teología tecnofóbicas. Ese es el clima intelectual propiciado por posturas como las de Martin Heidegger en “La pregunta por la técnica” o por la Escuela de Frankfurt.
Sin embargo, el objeto técnico se está volviendo cada vez más semejante al objeto natural: liberado del laboratorio se incorpora dinámicamente al ser humano en el entramado de sus funciones y sus correlaciones.

¿Seremos creadores de un nuevo paradigma de existencia? Dios creo al hombre del barro, y el hombreo creó la inteligencia artificial del a mano de la nanotecnología...

martes, 2 de octubre de 2012

Historia de la Tecnofobia


El hombre ha tenido miedo a que la tecnología lo remplace desde la aparición de las primeras herramientas mecánicas de gran tamaño. No ha logrado, a pesar de la evolución, superar ese imaginario. La eficiencia, en cierta medida superior a la humana ha sembrado una semilla aún mas temible: el miedo a que los artefactos, de su propia invención   lo destruyan. Ejemplo de esto son los “Luditas” del siglo XIX que veían en las máquinas el fin de su forma de existencia. 

Desde que hay progreso técnico, existen detractores que enfatizan sus consecuencias sociales. Grupos y clases favorecidos, o que usan las innovaciones a su favor, y grupos y clases enteras, como los artesanos con la Revolución Industrial, que o se transforman o desaparecen. La historia de la tecnofobia es tan larga como la de la ciencia y la tecnología. Cada vez que una época se distingue por sus adelantos técnicos, por saltos cualitativos, también se distingue por la agudización, y hasta por el refinamiento de sus tecnófobos. Los enemigos de la cibernética, la robótica, Internet y otras comunicaciones de punta, los organismos genéticamente modificados o la clonación constituyen sólo el penúltimo capítulo de una historia que no terminará. En la que los apocalípticos predicaran su rabia y desconfianza apuntando a la supuesta insalubridad de las nuevas tecnologías.”. 
Los luditas ingleses de principios del siglo XIX Estaban en contra de la industria y en especial la producción en masa y el uso de las herramientas de gran tamaño que dejaban sin trabajo a cientos de personas, estos se infiltraban en las fabricas para destruirlas argumentando que el trabajo artesanal era mejor que la producción en masa ya que le daba individualidad y “alma” al producto.
Uno de los motivos de la vertiente más importante de la tecnofobia es la resistencia de personas, grupos o clases que ven desaparecer las bases económicas de su existencia social.

En Estados Unidos, la mayor parte de la tecnofobia proviene de un discurso anarquista, anti Estado creen que con el avance de las tecnología avanzan los mecanismos de control, donde la tecnología no es otra cosa que el motor de la carrera armamentista en la batalla global, librada por todos los medios de comunicación, además están en contra del FBI porque según ellos “violan el derecho a la privacidad”.

To day: Tecnofobia 
”Una de las definiciones que más han distinguido al siglo XX es la dependencia creciente de hombres y mujeres de la tecnología. Si el siglo XIX era pretecnológico, era a la vez científico y fervoroso del progreso técnico. Justamente, como el fin del siglo XX y el XXI se han tecnologizado con mayor velocidad, sus reacciones son mucho más radicales. Una de las conclusiones a las que arribó un informe de enero de 2006 de la Comisión Europea en Bruselas, el llamado “European Innovation Scoreboard”, indicó que el progreso económico puede verse impedido o demorado por la tecnofobia. Cuando son países enteros los que temen a la tecnología por las ineluctables alteraciones de la pirámide social que ésta traerá, en la tecnofobia se hallarán las causas del estancamiento relativo de esos mismos países.
En Europa, el espacio geográfico donde más se ha hecho por la modernización de la humanidad, un 50 por ciento de las personas desconfía de la tecnología o es abiertamente hostil (en Alemania la cifra alcanza al 60%). Por eso, según el informe, Estados Unidos y Japón están adelante en 50 años sobre Europa. Porque todavía no se inventó la máquina del tiempo, Estados Unidos debería dejar de innovar durante 50 años para que Europa alcance sus niveles tecnológicos. La explicación, por cierto, es especiosa, y deja descontentos a muchos, que dicen que detrás del elogio de la tecnología se esconde una defensa de la flexibilización laboral neoliberal.”
Del diario argentino Página 12. Viernes, Febrero 03, 2006

viernes, 28 de septiembre de 2012

Tecnofobia

Se denomina así al rechazo que generan las nuevas tecnologías, ya sea por brechas generacionales o por la sensación de incapacidad para actualizarse en el uso de las mismas.

TECNOFILIA

Adicción a las nuevas tecnologías

Personalidad de un tecnofílico

-Predominio de ciertos rasgos de vulnerabilidad ante las adicciones.
.Rasgos de impulsividad.
.Intolerancia a los estímulos displacenteros.
.Exagerada búsqueda de sensaciones fuertes.
.Falta de objetivos.
.Pobreza en las habilidades sociales.
.Timidez, soledad o ausencia de autoestima.


SERVIRSE DELOS ADELANTOS TECNOLÓGICOS O ESTAR AL SERVICIO DE ELLOS?

Tecnoestrés, solución a la tecnofobia, claves para identificar un tecnofílico

TECNOESTRÉS:


Craig Brod, psicoterapeuta estadounidense, lo definió en 1984 como la incapacidad para enfrentarse a las tecnologías de un modo psicológicamente saludable.

LA SOLUCIÓN A LA TECNOFOBIA:

.Incentivar al individuo a realizar cursos breves,con pocas personas, con docentes pacientes.
.Demostrar al sujeto que el no puede dañar el ordenador ni la información almacenada en él, si toma tan solo un par de recaudos.
Buscar actividades, según el interés de cada sujeto, al principio, luego agregar otras actividades que lo incentiven.

CLAVES PARA IDENTIFICAR UN TECNOFÍLICO:

.Ansiedad al intentar suspender el uso de la P.C.
.Disminución del tiempo destinado a dormir.
.Se alteran los horarios de comida.
.Problema en el trabajo.
.Disminución de la comunicación con la familia.
.Disminuye el círculo de amistades.
.Complicaciones financieras.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

lunes, 24 de septiembre de 2012

                        

Cuales son los efectos negativos que tiene la tecnologia en nuestra sociedad?

                                                                                                                                                                                  Los efectos negativos de la tecnología suelen ser más perceptibles en el modo en que su existencia o producción afecta al medio ambiente lo que por supuesto, en definitiva termina teniendo efectos indeseados sobre la sociedad. 
Sin embago, si nos enfocamos en los aspecto negativos de impacto directo sobre la sociedad, podemos identificar una variedad de casos como, por ejemplo, la dependencia casi adictiva a internet, la televisión, el aire acondicionado o el telefono (celular o fijo). Cuando nos vamos de vacaciones a algún lugar aislado sin alguno (o todos) de estos servicios, algunos de nosostros podemos resentir seriamente su falta. Por otra parte, la disponibilidad generalizada de la tecnología orientada a la producción de bienes, la informática y las comunicaciones, han permitido un fenómeno producto de la desición política de grandes gupos económicos como lo es el de la globalización cuyos efectos devastadores muchos sufrimos o presenciamos a diario.

QUE OPINAS TU?




Tecnofilia,-adiccion-del-siglo-21
Se levantan por la mañana y lo primero que escuchan es el anuncio que hace el equipo al prenderlo: “Su antivirus está actualizado”. Probablemente, también sea el “único contacto con la realidad que tengan durante unas largas horas”. Si es así, es posible que se esté ante un caso de tecnofilia, un término que actualmente se utiliza para referirse al mal uso de tecnologías y los daños que estas pueden ocasionar, explica la psicóloga Carmela Lambertín. “No solo se produce como una adicción a la informática y a los avances en computación, sino que también se manifiesta por el  interés exagerado en los últimos modelos de teléfonos y otros objetos tecnológicos”,  enfatiza. 

Ciencia que puede dañar. No se puede negar que los avances han traído beneficios a la sociedad mundial; sin embargo, también acarrean problemas psicológicos a las personas, aspectos en el que más afecta el mal uso de los últimos avances tecnológicos, "Los comportamientos y conducta se ven enormemente afectados”, dice la profesional.
De esta manera, pueden ocasionar una sensación de inseguridad y el fracaso escolar en el afectado. Asimismo, desarrolla agresividad y falta de empatía a las personas de su alrededor, puntualiza Lambertín.

Efectos físicos. Aparte de los problemas psicológicos que suelen traer, si el cuadro es exagerado, pueden significar graves problemas para la integridad física. "Por ejemplo, si pasa muchos días sentado frente a su computadora afectará a su función cardiovascular". "Están tan obsesionados con el aparato que no se levantan para comer, ni para hacer nada, entonces esto les lleva al sedentarismo”, especifica la especialista  “Hay un caso en Japón en la que una persona en tres días no se levantó de su escritorio  y a causa de ello tuvo una mala circulación y en consecuencia murió”, cuenta la profesional.

La detección e intervención de la familia y amigos. La profesional recomienda a los familiares que propongan actividades al aire libre; ir al parque, salir a caminar, tomar un helado. "La participación de la familia es un factor  importante”, resalta.
Lambertín, puntualiza que no se debe pasar más de tres horas diarias en la Internet o también estar dos horas en la mañana y dos en la tarde, de lo contrario puede ser contraproducente. “Lo que no se puede hacer es pasar más de dos horas seguidas en la Internet”, finaliza la especialista.
http://www.slideshare.net/spedy93/cmo-se-relaciona-la-tecnologa-con-el-desarrollo-econmico-social
http://www.slideshare.net/spedy93/cmo-se-relaciona-la-tecnologa-con-el-desarrollo-econmico-social

Educar es entusiasmar con los valores. Estamos en un momento en el que mucha gente joven está perdida, sin saber a dónde ir.
Estar perdido es no tener rumbo. Ir tirando a ver qué pasa. Veo mucha gente joven así. Y no hablo sólo de nuestro país. McLuhan habló del planeta global.
¿Por dónde debemos empezar? Los edificios que no se caen son los que tienen unas bases firmes, unas raíces sólidas. Lo primero de todo es la formación. Educar, convertir a alguien en persona. Educar es conseguir seres humanos con dignidad y criterio. Educar es seducir con modelos sanos, atractivos, coherentes y llenos de humanidad.
Por ahí debemos comenzar. Ejemplos de vidas llenas de sentido, atractivas, que nos empujen, que arrastren nuestra conducta en esa dirección. Educar es atraer por encantamiento y por ejemplaridad.
El gran educador moderno está enfermo y con mal pronóstico: la televisión.
Y no hay ningún indicador que nos diga que va a cambiar en positivo.
Pero la primera fuente educativa, en la que todo debe arrancar, es la familia. La familia debe ser una escuela en la que uno se sabe querido por lo que es, y no por lo que tiene. Una familia sana es la primera escuela en la que uno recibe lecciones que no se olvidan.
Si la familia funciona, la persona va a tener un edificio construido con materiales resistentes. Allí hay un mundo mágico y decisivo. Porque la primera piedra de la educación es la formación. Adquirir una buena formación, en general, es distinguir lo que es bueno de lo que es malo; tener criterio; saber a qué atenerse; discernimiento: aprender a penetrar en la realidad distinguiendo lo que es mejor y más positivo para escoger ese camino.
La formación hospeda en su interior distintos ingredientes. Hay dos notas principales que no quiero dejarme en el tintero, por eso quiero plasmarlas cuanto antes: la formación humana y la espiritual. La primera aspira a que lleguemos a tener un comportamiento propio de seres humanos y, dentro de ese plano, se abren tres grandes notas: la inteligencia, la afectividad y la voluntad. Para mí ellas constituyen el subsuelo desde dónde debe arrancar la condición humana. Cada una de ellas tiene un largo recorrido.
La inteligencia es la capacidad de síntesis; saber distinguir lo accesorio de lo fundamental. Desde pequeños, hay que enseñar a pensar, a tener espíritu crítico y a formular argumentos que defiendan nuestras ideas y creencias. Hay muchos tipos de inteligencia y, en general, unas y otras no se llevan bien; parece como si poseer unas, excluyera a otras. Inteligencia teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, creativa, inteligencia emocional (tan de moda hoy, desde el libro de Goleman), fenicia, instrumental, matemática? e inteligencia para la vida (saber gestionar del mejor modo posible la propia trayectoria). Todas tiene un lugar común, captar la realidad desde diversos ángulos.
La inteligencia se nutre de la lectura. Fomentar este hábito es esencial. Hoy a todos nos cuesta más, pues estamos en la era de la imagen. Pero hay que intentarlo. Un par de libros siempre cerca, alternándolos. Y la curiosidad como ingrediente esencial. La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico es al cuerpo.
La afectividad: ese sentido pura sangre que recorre nuestra persona y que se manifiesta por medio de los sentimientos, las emociones y las pasiones. Tener una buena formación sentimental significa capacidad para dar y para recibir amor. Uno de los puntos básicos, en este sentido, es aprender a expresar sentimientos: desde dar las gracias, mostrar afecto, saber que la palabra bien empleada es puente de comunicación: te quiero, te necesito, perdoname, ayudame en este asunto, necesito hablar contigo, tengo un problema y necesito que me orientes. Todo eso cultiva, hace prosperar el mundo sentimental, y le da fuerza y consistencia.
En tercer lugar, la formación humana tiene un elemento decisivo, clave, de una importancia a la larga de gran alcance: la voluntad.
¿Qué es la voluntad, en qué consiste, qué características tiene? Voluntad es la capacidad para ponernos metas, objetivos y luchar a fondo por ir consiguiéndolos. Con la voluntad no se nace, sino que uno la cultiva, la trata, se empeña por ir incluyéndola en la conducta personal, contra viento y marea.
La voluntad es la determinación, la firmeza, el esfuerzo deportivo por conquistar cimas de cierto nivel que nos ayuden a crecer como personas. Y ésta, a su vez, se compone de una serie de ingredientes que son muy importantes: el orden, la constancia y la motivación.
Yo les llamo a todos esos elementos la inteligencia instrumental, porque son las alas que hacen volar alto a la inteligencia? las joyas de la corona. No hago lo que me apetece ni lo que me pide el cuerpo, sino lo que es mejor para mí, aquello que me hace crecer como persona.
La formación espiritual significa la rebeldía del que no quiere vivir como un animal, sino como una persona. Hoy lo políticamente correcto es no creer en casi nada, todo light , ligero, liviano, sin compromiso con nada? es el posmodernismo: una vida sin valores ni convicciones, suspendida en el relativismo y la permisividad.
La espiritualidad bien entendida nos hace crecer en humanidad y nos lleva a ver al otro en toda su dignidad. Expulsar a Dios de la vida personal, porque está de moda y se lleva y eso es lo que hay, no hace más libre ni a las personas ni a la sociedad. Eso lleva a lo que estamos viendo hoy tan a menudo, un vacío espiritual enorme.
Sólo un profundo sentido espiritual de la vida, moderno, abierto, liberal?, pero firme como la tierra sólida que pisamos, es capaz de cambiar en profundidad el corazón del ser humano. Esta sociedad está muy perdida en lo básico. Hablaría de esto con detalle, pero ahora dejo sólo apuntada esta idea para el que quiera recogerla. Pero lo resumiría de este modo: la persona espiritual lo juzga todo.
No quiero alargarme para no hacer muy extenso este artículo. Cuanto más vale una persona, más valora a los demás. Y al revés. No hay secretos para el éxito, éste se alcanza con preparación progresiva, trabajando con minuciosidad sobre uno mismo, sacando lecciones de los fracasos y procurando tener un modelo de identidad, esos ejemplos de vida lejanos o cercanos, que tiran, arrastran, empujan en esa dirección para conseguir hacer una pequeña obra de arte de la vida personal.
Querer es poder. Voy contra corriente. No me importa, sé que son tiempos difíciles, en los que hay mucha gente desorientada, pero que puede ser reconducida. En el libro de Chesterton El hombre eterno , el autor habla de ir contra la corriente, y dice lo siguiente: cuando uno va navegando por un río de cierto caudal a favor de la corriente, ésta lo lleva a uno rápida y fluidamente, pero se corre el riesgo de ir tan bien, que uno se duerme y se puede caer al agua y ahogarse. Por el contrario, cuando uno está acostumbrado a ir contra la corriente, hay que luchar y esforzarse y resistir, y cada pequeña victoria es un triunfo? el agua salpica a la cara y es difícil seguir, pero la pasión por avanzar es mayor, así se fortalece la postura.
Para ir contra la corriente hoy hay que estar bien formado y tener ideas claras, y criterios coherentes y sólidos para no dejarse llevar por una sociedad herida por el consumismo y manipulada por los medios de comunicación.
El ser humano es el capital más preciado. La crisis económica es nada comparada con la crisis moral. No saber para dónde tirar ni a qué atenerse es mucho más grave. Una educación permisiva y relativista se sitúa lejos de la voluntad y la buena orientación, y destruye el vigor del alma y del cuerpo.
Por: Enrique Rojas - catedrático español en Psiquiatría, autor del libro Quién eres. 
Fuente: Diario La Nación

Mayo 19, 2009

“Si la tecnología no está a disposición de los docentes, se genera una barrera para su apropiación”

Edith Litwin analiza en esta entrevista la situación de la inclusión de las TICs en las aulas y en la formación docente; y comparte ideas sobre cómo incentivar su uso en la escuela partiendo de experiencias que impulsan la colaboración y el trabajo en red
EducaRed: ¿Cómo define la situación de la inclusión de las nuevas tecnologías en las escuelas argentinas?
Edith Litwin: Veo la inclusión de Tics en las aulas como un proceso lento, desparejo, con algunas jurisdicciones con experiencias piloto muy interesantes. En otras, veo muy distante la posibilidad de pensar esta inclusión. Está desalineada y desprolija en términos generales.
ER: ¿Faltan decisiones políticas integrales en este sentido?
EL: Hay grandes lineamientos políticos de inclusión, pero estos no van acompañados de dotación de infraestructura para poder asegurarlos, ni programas de capacitación docente, ni cambios en el curriculum de la formación docente lo suficientemente fuertes como para poder pensar en una inclusión a corto plazo.
ER: ¿Qué cambios elementales habría que hacer en cuanto a la formación de nuevos docentes?
EL: Enseñar con tecnologías. El primer tema es no transformar la enseñanza de las tecnologías en una cuestión teórica ni retórica, sino poder incorporarla en las explicaciones de los docentes, en las maneras de desarrollar un tema, y dar cuenta de para qué sirven también en sus propios procesos de formación. Esto va a permitir más rápidamente que se puedan incorporar las nuevas tecnologías en la enseñanza y en los procesos formativos de los profesores.
ER: Los docentes que ya están ejerciendo, ¿cómo pueden incorporar el uso de Tics?
EL: Históricamente, la inclusión de las tecnologías ha tenido que ver con propuestas autodidactas. Todos los que manejamos tecnología sabemos que nunca tuvimos tiempo para reflexionar mucho cuando aparecieron, por ejemplo, un soft o aplicaciones que podían ser valiosas para la enseñanza. La apropiación de las tecnologías ha tenido que ver con la disponibilidad de los recursos tecnológicos, por una parte, y con una suerte de interés individual para poder manejarlas, por otra. Entonces, desde una apropiación personal ha sido bastante más fácil poder pensar qué sentido tienen para la enseñanza.
Ahora, necesitamos asegurar la disponibilidad y el interés del docente, un trabajador del conocimiento que encuentra que las tecnologías son muy apropiadas para ofrecer permanentemente conocimiento actualizado y para responder inquietudes muy diversas.
ER: Por un lado están los docentes inquietos y autodidactas, pero también están los docentes que se resisten al uso de las nuevas tecnologías.
EL: Se resisten porque nunca recibieron enseñanza a través de la tecnología durante sus años de formación, y por lo tanto, no se ve la necesariedad de su inclusión. Y si además no la tiene a disposición, se genera una suerte de barrera para la apropiación. Siempre se ha enseñando con tecnología, no con las nuevas. La tecnología forma parte de la vida de los docentes, desde la modesta tiza o el pizarrón. Pero las nuevas tecnologías no han formado parte de su proceso del aprender desde la infancia, y por lo tanto hoy no se visualiza con facilidad su incorporación en la práctica docente.
ER: ¿Está superado el debate entre tecnofilia y tecnofobia?
EL: No creo que esté superado en Argentina. Sigue habiendo una dicotomía entre aquellos que dicen que la tecnología no representa ninguna ayuda, y los que encuentran que sin tecnología es difícil presentar un tema, señalar un camino o preparar una exposición. Hay una tecnofobia muy fuerte, pero creo que la tecnofilia está más débil. La tecnofobia subsiste, pero no diría lo mismo de la tecnofilia, porque la experiencia ha mostrado a muchos tecnofilicos los alcances y los límites de los usos de las nuevas tecnologías. En el caso de quienes resisten, si no hay mediaciones para dar cuenta del escaso valor del rechazo sistemático, las actitudes no cambiarán.
ER: Hoy se discute en todo el mundo acerca del desarrollo de los modelos uno a uno, es decir una computadora por niño. ¿Qué evaluación hace de este tipo de propuesta?
EL: Cuando se tiene disponibilidad es una herramienta interesantísima, pero hay que tenerla conectada a Internet, lo que es crucial. También es necesario que el docente sepa qué hacer con ella. Hay muchas experiencias que tienen docentes interesados en poder utilizarlas y realmente es una tecnología para el salón de clases.
ER: ¿Y la pizarra digital?
EL: La veo también como una tecnología interesante para la clase. Es una computadora conectada a Internet, que muestra a través de una pantalla, información que puede guardarse o ponerse en primer plano.
ER: Me gustaría que compartiera algunas experiencias concretas que usted conozca sobre inclusión de tecnología en el aula.
EL: Hay experiencias muy interesantes que han tomado las nuevas tecnologías como herramientas para la formación de grupos colaborativos. Muchas escuelas realizan experiencias con periódicos digitales, que tienen que ver con la literatura y la comunicación; que enseña a los chicos a hacer encuestas, a mirar el mundo y la realidad que los circunda. Puede cumplir una cantidad de funciones importantes, como propuestas de integración que abarcan varias asignaturas y tienen que ver con problemas genuinos e interesantes para ser estudiados.
También se trabaja de manera interesante cuando se conforman grupos de distintas escuelas y van generando propuestas de colaboración y de trabajo solidario, por ejemplo, sobre historia de ciudades. Otras tienen que ver con lo lúdico, y van tratando de diseñar propuestas de descubrimiento para resolver problemas, y se van recorriendo distintos espacios en la web mientras se orientar su proceso de descubrimiento.
ER: ¿Estas experiencias se focalizan en determinadas regiones del país o podemos encontrarlas en distintos lugares?
EL: Las encontramos en escuelas determinadas. Lo importante es reconocer el valor y la necesidad de que la escuela esté conectada a Internet, porque sino las experiencias acaban con el uso de computadoras con poco sentido en términos de conformación de grupos o del trabajo colaborativo.
ER: En alguna de sus ponencia ustedes habla de los caminos, puentes y atajos de la tecnología en la enseñanza. ¿Qué significado tienen estas metáforas?
EL: Lo que quiero mostrar es que con el uso de las tecnologías, hay formas y propuestas diferentes. Hay desarrollo de propuestas con tecnología que son sencillas para los docentes, tienen que ver con un camino que recorren. Son propuestas que favorecen un proceso de construcción del conocimiento como lo favorecieron las viejas propuestas de las tradiciones de la enseñanza. Incluso la idea de motivar o de ayudar para incorporar una enciclopedia para los chicos, como Wikipedia; o cómo acceder al diccionario online de la Real Academia Española. Hay formatos de uso de tecnología que son importantes para la escuela, pero no generan mucha controversia. Pero hay otras que funcionan como atajos, que abrevian un camino. Esas son otras propuestas que hacen recorrer más rápido el camino. Por ejemplo los buscadores generan per se formas mas abreviadas de búsqueda, pero requieren procesos de validación y reconocimiento de fuentes apropiadas. Tener Google a disposición para obtener respuestas inmediatas a las preguntas que se van haciendo a medida que uno se enfrenta a un tema, termina siendo un atajo.
También, a veces, la tecnología puede banalizar una propuesta, lo que es más una “piedra en el camino”. Simplificar algo, mostrar un solo recorrido, dar una sola respuesta, puede terminar banalizando o esquematizando un contenido. En este caso, la tecnología podría actuar más como escollos que como propuesta de desarrollo.
ER: ¿Cuáles son los usos más frecuentes que se hace de Internet en la escuela primaria? ¿Difiere de la enseñanza secundaria?
EL: Me parece que es más potente en la escuela secundaria por los trabajos y las búsquedas que los docentes solicitan a los chicos. La primaria parece más potente en el trabajo en clase. Una cosa es trabajar en clase y otra trabajar fuera resolviendo problemas, buscando información. Lo de fuera tiene más que ver con la secundaria, y el trabajo en clase e, incluso, de presentación es más factible en la primaria.
ER: Hoy la incorporación de las tecnologías se presenta en el discurso pedagógico como un elemento clave de la educación mirando al futuro. ¿Puede afirmarse que la sola inclusión de las tecnologías en la enseñanza promueve el aprendizaje?
EL: No, la mera inclusión no promueve nada. Puede despertar interés, pero no resuelve. Si se trata de información, hay que tratar con ella. Se trata de procesos largos y complejos; procesos para ampliar la información y debatirla, para resolver problemas. Y esto no es un tema de la tecnología, es un tema de la enseñanza que revierte en procesos de aprendizajes cada vez más ricos.
ER: ¿Qué recomendaciones le haría a un docente interesado en incluir propuestas con tecnología en las aulas?
EL: En principio que el docente trabaje con tecnología, que busque un tema, lo desarrolle, lo piense. Piense en qué cambia la propuesta si incorpora tecnología, y si no la incorpora. Las ventajas, las nuevas posibilidades que ofrece. Como en todo proceso de enseñanza, es muy importante el planeamiento y resolver la situación de aprendizaje que se plantea, atravesarla, y ver qué le ofrece cada una de las propuestas tecnológicas.
Por: Edith Litwin, especialista en didáctica y tecnología educativa
La Dra. Edith Litwin, secretaria de Asuntos Académicos de la Universidad de Buenos Aires, directora de la Maestría en Tecnología Educativa de la misma universidad y asesora de numerosas instituciones educativas de nuestro país, analizó en esta entrevista la situación de la inclusión de las nuevas tecnologías en las aulas de la escolaridad básica y en la formación docente en el área tecnología; y compartió ideas sobre cómo incentivar su uso entre los maestros partiendo de algunas experiencias que impulsan la colaboración y el trabajo en equipo realizadas en distintas regiones del país.
Fuente: Educared

Mayo 18, 2009

Nuestro capital social en degradación

Debieran saber nuestros futuros representantes -como nuestros políticos y educadores- que el mundo está apresurado en adecuar sus sistemas educativos a las exigencias sociales y económicas del mundo moderno. Saben que, si no lo consiguen, no podrán evitar la decadencia como sociedad. No obstante, en la Argentina el replanteo de este atraso no forma parte de los debates pre-electorales ni se advierte entre las preocupaciones de nuestros candidatos para el 28 de junio.
Los países más desarrollados del mundo están revisando lo que denominan “capital social”, esto es, los resultados concretos de la educación básica en su población -el ciclo completo primaria y secundaria- chequeando con precisión los resultados, la inversión y la eficacia del sistema.
El objetivo es adecuar tanto la inversión como la eficacia, en función de las renovadas exigencias del mundo moderno. La mayoría de las más ambiciosas comunidades, comenzando con Estados Unidos y los principales protagonistas de la Unión Europea, se han propuesto poner en marcha un profundo replanteo de la educación básica, que sirve de piso mínimo para la igualdad de oportunidades y base de expansión de la cultura social.

Es que han advertido, y trabajan en consecuencia, que es esa base de sustentación cultural la que consolida el desarrollo de la creatividad en la nueva economía mundial.
Los sistemas de evaluación internacional chequean con frecuencia los niveles de formación del alumnado y todo indica, a los más exigentes, que los resultados son menos que modestos en relación a la inversión y, sobre todo, en función de sus pretensiones sociales: en general los egresados del ciclo secundario están muy lejos de exigencias mínimas en lectura, comprensión de textos, formación general y conocimientos básicos en ciencias.
Ratificando la inquietud, los informes periódicos del Preal -un programa de políticas educativas para América Latina- han dado cuenta no sólo del bajísimo nivel de los logros continentales en esa materia sino que aportan resultados comparados de países asiáticos -Corea del Sur, por ejemplo- que sustentan su increíble desarrollo económico precisamente en la eficacia de sus sistemas básicos de educación y en la convicción social respecto del valor esencial del desarrollo cultural.
En esos ejemplos mundiales de expansión -no casualmente- la principal política de Estado y la clave de su presente, pasa por la formación básica de su capital social, los niños y adolescentes del nivel primario y medio. En las pruebas mundiales, sus alumnos encabezan las estadísticas de resultado.
En la mayoría de estos países, queda claro que el éxito radica en haber conseguido grabar entre los principales valores de su sociedad, el éxito educativo como el más alto de los propósitos del Estado en general y de cada familia en particular.
Las evidencias de la realidad nacional y provincial en la materia, eximen de mayores estimaciones sobre la eficacia de nuestro sistema educativo básico. Las pruebas nacionales, y sobre todo las comparativas de nivel internacional, nos muestran muy lejos de las más elementales pretensiones de formación cultural básica.
Son asombrosos los porcentajes de chicos que, al cabo del proceso primario-secundario, tienen mínimos índices de comprensión de textos, bajísimos niveles de lectura, pobres evidencias en ciencias básicas y, por ende, una formación global casi de aislamiento.
Esto pese a que tanto en el país, como en la provincia, los índices comparados de inversión no figuran precisamente entre los peores.
El problema es la eficacia del sistema y su actualización. Por lejos, no es lo que nuestros chicos necesitan para enfrentar este mundo exigente: ya se ha señalado como evidencia del fracaso, no sólo estos índices de baja comprensión sino la multitud de jóvenes que vagan por nuestras calles ya lejos del sistema de educación básico y sin trabajo (con el agregado de que prácticamente resultan inempleables por su escasa preparación).

Carecen de destino y alimentan las oportunidades del delito y la drogadicción. Y, con el de ellos, también el de la sociedad que los excluye por las carencias de su sistema educativo, sus limitaciones en el desarrollo económico y por una equivocada interpretación sobre los motores de la expansión social.
En 2006, el 15% de los menores de 18 a 24 años de nuestro país no estudiaba ni trabajaba. En la población joven de hogares de menores ingresos, esa franja constituye el 32%. En la de recursos altos, el 4%.
Es decir, la ineficacia de un mal sistema de educación básica implica no sólo más ignorancia y menos desarrollo del capital social sino más discriminación y más inseguridad, base hoy en día de nuestras preocupaciones cotidianas.
Esto es, más frustraciones y menos posibilidades de emerger como sociedad digna y próspera.
Fuente: Diario Los Andes

Mayo 12, 2009

Reflexiones sobre los aportes de un pedagogo acerca de la infancia

Días atrás, tuvimos en nuestra provincia la visita del destacado y reconocido pedagogo italiano, Francesco Tonucci, en ocasión de una conferencia que brindó en el auditorio Bustelo a sala llena. Entre los aportes planteados y miradas respecto a la infancia me parece oportuno señalar algunos pasajes que merecen ser puestos en debate.
Frente a líneas de pensamiento que plantean que el mayor desarrollo del niño se sitúa entre los 6 y los 8 años, Tonucci discrepa, señalando que es en la primera infancia cuando se logra el 80% del desarrollo, y con ello debiera llegarse al momento de comenzar la etapa escolar. Si no se da en este período, enfatiza el pedagogo, difícilmente lo logre la escuela. Una aseveración de tal magnitud, pone de relieve la importancia que tienen las acciones educativas que se lleven adelante con el niño desde los primeros días de vida y el período hasta la educación inicial. El papel de los padres adquiere, desde esta postura, un lugar preponderante. Porque es en el seno familiar donde los niños comienzan a educarse. El juego aquí tiene un rol fundamental y me animaría a decir, casi exclusivo. También, junto a esto, deben revisarse las propuestas pedagógicas de los jardines maternales ¿Cuál es su misión? ¿Cuál es la intención educadora del jardín? Tal vez, en lugar de pensar en un esquema de contenidos para el desarrollo, estructurando el jardín como una seudoprimaria, con niños y niñas sentados alrededor de la mesita, quietos, portándose bien, tranquilos, deberíamos recrear un espacio diferente, lúdico, para el desarrollo de capacidades y potencialidades.
Otro de los temas que abordó y merecen una reflexión, es el de la tolerancia. La etapa de la infancia está llena de demandas inmediatas. Por eso, para Tonucci es importante no anticiparse, sino interactuar con el niño. De este modo se está favoreciendo dicha capacidad, que es esencial para la vida social y que el bebé aprende desde muy temprana edad cuando logra esperar.
No solo en esta ponencia, sino durante toda su carrera profesional, el pedagogo, critica la enseñanza en las escuelas. Todavía hay escuelas que insisten con el método de repetición de figuras, letras y números para enseñar a escribir. Señala que en realidad lo que escribe es la cabeza y no la mano. La mano se entrena y para eso es importante implementar juegos libres, pero orientados al desarrollo de las motricidades gruesas y finas. Otra vez debe señalarse la importancia del juego, del sentido del jugar para aprender. No olvidemos que el juego, además de ser una herramienta, un derecho, es fundamentalmente una instancia inherente a la condición de niño desde donde se comunica e interactúa.
Tonucci nos expone una forma de abordar la infancia y la educación. Muchos podemos estar a favor o en contra de su propuesta y reflexiones, pero si algo hay que rescatar, es la necesidad de repensar esta etapa de la infancia y junto con ello, el papel de los padres y las instituciones educativas.
Por: MARÍA FERNANDA CECCARINI - Lic. en Ciencias de la Educación
Fuente: Diario Ciudadano

Mayo 07, 2009

Es importante volver a las fuentes de la educación: el docente

Cuando prestamos atención a la realidad que nos rodea y los problemas que en ella subyacen, no hay quien asegure que todos los caminos conducen a la educación.
Los menores y la delincuencia, la inseguridad, la violencia, el maltrato, los floggers y los emos, la corrupción, el embarazo adolescente, falta de límites en los niños, la falta de habilidades sociales, los nuevos escenarios familiares, todo concluye con una sola palabra: educación (o falta de ella).
Desde el especialista hasta un grupo de amigos reunidos en un café, pronuncian esta palabra y aseguran que ése es el camino para solucionar los grandes problemas de la sociedad. Y contrariamente a lo que uno podría imaginar, colocando a la educación como eje de cambio o transformación, nos paralizamos. La palabra educación queda como un ideal, expresión que se puede decir, pero no actuar. Y acá es donde me permito parafrasear a Tonucci, pedagogo italiano: “Tenemos que dejar de pensar que los cambios educativos los promovemos con nuevas leyes”. Nada más claro y acertado para en quienes tenemos la responsabilidad y compromiso de educar.
En reiteradas ocasiones hice referencia al profesionalismo del docente, médula en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Pero ¿de qué aprendizajes?, ¿de una materia, espacio curricular, asignatura?, ¿de tal o cual contenido específico? No, evidentemente, volver a las fuentes, es descubrir al otro que tengo enfrente, como una persona integral, educable en sus múltiples dimensiones. Y en ese encuentro con el otro, ambos, docente y alumno, construyen el universo educativo, que durante muchos años será la constante para ese alumno.
Porque, en palabras de este mismo pedagogo, “la única garantía de una buena educación es un buen maestro”. Y en todos y cada uno de los docentes cabe este desafío, porque un buen maestro es aquel que dentro de su especificidad como docente se transforma el un modelo digno de imitar.
La responsabilidad que asumimos el día que elegimos esta profesión, sin dudas trasciende la asignatura o materia que tenemos. La educación no va a resolver los problemas de la sociedad si no empezamos desde cada docente, en cada escuela, a comprometernos con dicha problema. Cuando hablamos de alumnos, hablamos de personas que están en un contexto, con una realidad, querida o no, con expectativas, deseos, miedos, pero sobre todo con la necesidad de encontrar en el otro (el docente) la respuesta a muchos de sus interrogantes.
Debemos dejar de poner el problema afuera, porque hasta ahora no hemos conseguido nada bueno. Nada que nos haga decir que estamos comenzando a transformar o cambiar lo que no nos cansamos de criticar o diagnosticar.
Por MARÍA FERNANDA CECCARINI- Lic. en Ciencias de la Educación 
Fuente: Diario Ciudadano

Mayo 05, 2009

Debate por la imputabilidad en el escenario de la educación

Se analiza en el Congreso nacional a qué edad se está en condiciones de asumir determinadas responsabilidades.
La semana pasada continuaba el debate en el Congreso de la Nación, específicamente en Diputados, sobre una ley de responsabilidad penal juvenil o sobre la baja de la edad de imputabilidad. Al calor del recinto legislativo, la discusión ha ganado las calles pero con el interrogante planteado con bastante confusión, hablando como si ambas cuestiones fueran lo mismo. El diputado Emilio García Méndez puso claridad al advertir que hay que establecer las diferencias para una legislación seria.
Ahora bien, también es cierto que muchos coinciden en que sea un régimen especializado en función de las condiciones y estadio de desarrollo evolutivo. Y es esto último lo que está en juego: ¿A qué edad se está en condiciones de asumir determinadas responsabilidades, como por ejemplo, las que derivan de violar la ley? Este punto requiere de un profundo análisis, puesto que sobre la base de las conclusiones científicas, se determina la edad a partir de la cual la ley considera apto en sus facultades a una persona. En este caso, cuándo estaría un joven en condiciones de asumir responsabilidades penales.
Pero agregamos más confusión cuando decimos palabras como castigo, encierro, tratamiento, contención, educación, etc. Cada uno de estos términos encierra una forma de ver a los adolescentes, es decir, una ideología sobre los mismos, que van desde la peligrosidad hasta la compasión. Lo que subyacen son también los deseos de acción que van desde la venganza hasta el proteccionismo ingenuo. Pero si estamos hablando de lo penal, el eje rector tiene que ser la justicia.
Volviendo al collage de términos, castigo y encierro están directamente relacionados con lo represivo, como un fin en sí mismo, pero que seguramente no alcanzará porque cuando se los encierre, luego se buscará que sea por el mayor tiempo posible. Es decir, no se busca ni se pretende otra cosa con el sujeto infractor; por lo tanto, nada cambiará.
En opinión del licenciado Sergio Reynoso, abocado desde hace muchos años a los temas de la infancia y adolescencia, respecto del tratamiento como forma de encarar el problema, expresa: “Debemos diferenciar entre aquel que a través de procedimientos disciplinares y medicalizantes busca encauzar la conducta desviada, de aquel otro que esté en función de abordar interdisciplinariamente un problema de salud mental. Lo cierto es que el tratamiento es una herramienta más en un abordaje global de la cuestión.
Contención, tan repetida en todos los ámbitos y niveles y tan vacía de contenido (valga el juego de palabras). Contención generalmente suena a “que no se desborde”, “que no se nos escape de las manos”. Es decir, tratar de controlar de alguna manera aquello que es conflictivo en la sociedad. Muchas veces, las acciones de contención van en forma de asistencia (una beca, un bolsón de mercadería), pero tampoco busca trasformar.
Si bien hemos señalado que la educación es una instancia central en el desarrollo de las sociedades, y corre igual para el problema en cuestión, no debe ponerse en un lugar de poder supremo que viene a salvarnos el delito de los jóvenes. En realidad, lo que debe plantearse es con aquellos jóvenes que están en el delito, conectarlos con experiencias educativas que les permitan conocer y aprender otras opciones, reconocer al otro como semejante, con iguales derechos. Pero fundamentalmente apuntar a redoblar los esfuerzos, no solo de la política educativa, sino de la política en su conjunto para que pondere y revitalice el rol de los padres, el sentido de comunidad, de solidaridad. De esta manera, se busca trabajar sobre la empatía, respetando lo más preciado: la vida del otro. Y esto sí es un desafío para la educación.
Por MARÍA FERNANDA CECCARINI - Lic. en Ciencias de la Educación
Fuente: Diario Ciudadano

viernes, 21 de septiembre de 2012


TECNOFOBIA DOCENTE COMO FORMA DE RESISTENCIA

Autora: Veselka Medich

Abstract:

Los discursos acerca de la calidad educativa, concepto hoy en boga, plantean como un obstáculo la resistencia de los docentes a los cambios. Una de las modalidades de la misma es la tecnofobia. Pero lejos de eso, es necesario entender la tecnofobia docente como un reducto de resistencia, como uno de los ámbitos en que se ejerce –de manera más o menos explícita—la oposición a los embates de las instancias –gubernamentales o no- flexibilizadoras de la labor docente y destructoras de la educación pública.


Palabras clave:

Tecnofobia docente – resistencia – ludditas – calidad educativa – utopías tecnológicas – brecha digital – democratización del saber – crisis de la educación

INTRODUCCIÓN
En los últimos años se han venido registrando cambios acelerados en múltiples aspectos de nuestra vida, de nuestra organización como sociedad, y también de lo que da en llamarse ‘el mundo del trabajo’. Algunos autores lo plantean como
el paso del fordismo al posfordismo ( esto alude al modo de producción en cadena que implementó en su fábrica de autos Henry Ford para incrementar la rentabilidad de la producción, superado luego por el posfordismo, en cuanto al incremento de la productividad que implica), aunque el proceso es mucho más abarcativo que el modo de producción en la empresa. Mayor flexibilidad y desocupación de los trabajadores, mayor incorporación de tecnología al proceso productivo, globalización de los mercados y de los productos culturales, pérdida de las identidades constitutivas a partir del carácter nomádico de los trabajadores, fragmentación económica-social y cultural de la sociedad. Todos aspectos que describen la frase que Carlos Marx usó en 1848 para referirse a la irrupción de la nueva época: “todo lo sólido se desvanece en el aire”[1]. En la misma terminología que empleamos para describir este proceso yace una valoración del mismo: decir ‘productos o bienes culturales’ o ‘globalización’ donde debiéramos decir ‘ arte y cultura’ o ‘saqueo organizado y depredación capitalista’ nos obliga a quitarle transparencia a los términos que se presentan como neutros, como transparentes.
Entre ellos: sociedad de la información, autopistas de la información, sociedad en red, brecha digital… Muchos son los cantos de sirena que suelen escucharse, entre ellos los que se refieren a la utopía tecnológica. En lo político implica  una democracia electrónica con ciberciudadanos hiperconectados decidiendo de conjunto su destino colectivo. En lo individual, la ingeniería genética propone una simbiosis entre el hombre y la máquina para superar las limitaciones que el hombre posee aún por razones de su naturaleza. Es decir que se genera la expectativa de que mediante el uso de las tecnologías se pueda modificar el mundo, cambiar las estructuras sociales dentro de un nuevo orden económico y político para producir un nuevo hombre.
Manuel Castells, en su conocido análisis sobre la era de la información, describe esta postura como una “exageración profética y manipulación ideológica”.[2] A pesar del análisis crítico que realiza este autor, no niega los importantes cambios que los procesos de transformación tecnológica producen en la sociedad.

MISIÓN DE LA ESCUELA
Frente a todo esto, cuál es la misión de la escuela? Debe preparar para la vida? Debe preparar para una mejor inserción en el mundo del trabajo? Debe preparar ciudadanos críticos que sean conscientes de sus derechos y tengan herramientas para pelear por ellos? Por otra parte, hablar de la escuela también es hacer de este término algo neutro y transparente, ya que no hay una escuela sino tantas como sectores sociales hay en nuestra sociedad. Es decir, deberíamos hablar de una escuela de centro y una de periferia, una de ricos y una de pobres, y seguiríamos así con las dicotomías. Si la analizamos como un producto histórico, las funciones para las que la escuela fue creada, establecidas a partir de la ley 1420, ya no sirven en un mundo que ha cambiado. Pensar que los docentes deberán seguir formando seres plenos, que aprovechen al máximo todas sus potencialidades, o que deberán capacitar la mano de obra que requiere la ‘vinculación entre la escuela y el mundo del trabajo’, o que las escuelas ser espacios de contención –incluido aquí el servicio de comedor—significa pensar funciones distintas para la escuela y roles distintos para el docente. Lo que sí es evidente es que la escuela está en crisis: no hace lo que se dice que tiene que hacer, no hace aquello para lo que se la creó.
Es numerosa la bibliografía que apunta a esta crisis, desde los materiales que apuntan a una sensibilización del docente, con mayor o menor énfasis en los problemas colectivos (“El desnutrido escolar” de Inés Rosbaco[3] o “Pedagogía del aburrido” de Cristina Corea, e Ignacio Lewkowicz[4]), o los ‘think tanks’, intelectuales que dan cuenta de este problema y lo analizan desde posturas más o menos críticas, hasta la bibliografía oficial o la que emana de organismos internacionales como el Banco Mundial, esto último con un carácter más propositivo a través de planes como el “Programa Educación Para Todos”[5].

Si analizamos lo mencionado anteriormente como bibliografía oficial (lo publicado en el sitio oficial educ.ar, los materiales de los Ministerios de Educación nacional o provinciales, y la última Ley Nacional de Educación) encontramos un elemento que se repite: lo que llamaremos la culpabilización del docente. El reclamo de eficientización de la labor docente va de la mano de propuestas flexibilizadoras que atentan contra los derechos laborales del cuerpo docente. Surgen como nuevas corrientes para resolver la insoslayable ‘crisis de la escuela’, como intentos que pueden o no imponerse de acuerdo con la correlación de fuerzas de cada momento histórico. Coinciden en estas posturas los intelectuales de Flacso, y algunos otros que, de ser críticos, terminaron con un cargo de ministro o asesor de algún gobierno, como el caso de Adriana Puiggrós. Se le asignan al docente los pesares y fracasos de los alumnos, de la escuela, de los planes educativos. Docentes con escasa o nula capacitación, aferrados a viejas y enciclopedistas propuestas didácticas, poco o nada abiertos a los cambios que traen los nuevos tiempos hacen que la escuela sea el lugar por excelencia de la crisis. O demasiado severos ante los problemas sociales de los alumnos, o demasiado contemplativos ante la indisciplina. Todas estas son variantes de lo mismo: un docente que no está a la altura de lo que se exige de él, a la altura de estos tiempos. A manera de ejemplo, la propuesta de ley del ministerio de educación provincial considera que:
“la clave del problema de la educación consiste en contar con educadores capaces de constituirse en portadores del patrimonio cultural de la humanidad, de transmitir ese legado a las nuevas generaciones, de suscitar en sus alumnos el compromiso personal de una verificación llena de razones, y de promover su libertad, ayudándolos a comprender la totalidad de los factores de la realidad y su significado sociocultural”.[6]
En el mismo sentido, expertos de organismos internacionales[7] consideran al profesor responsable final de la calidad educativa, y ponen como requisito previo ‘la competencia y dedicación de los profesores’. Esto implica que el profesor deberá formarse en informática y tecnologías, seguir las informaciones de los medios de comunicación masiva y capacitar a sus alumnos en la selección y utilización crítica de la información.

EL DOCENTE
Una de las formas que asume esa culpabilización del docente está relacionada con las nuevas tecnologías y la necesidad de que los docentes adquieran capacitación en esta área. Las argumentaciones en apoyo de estas posturas son variadas:
-      En esta época, los alumnos saben más que los docentes; éstos deben hacer el tránsito de la galaxia Guttemberg en que se han formado, a la ‘galaxia internet’[8] o actual galaxia, caracterizada no por el orden lineal de la escritura sino por la simultaneidad.[9]
-      Mútiples son las argumentaciones que parten desde el sitio ministerial educ.ar y su gerente general Alejandro Piscitelli. Por ejemplo, la ya conocida idea acerca de los docentes como inmigrantes digitales y los alumnos como nativos. “La disyunción es clara: o los inmigrantes digitales aprenden a enseñar distinto, o los nativos digitales deberán retrotraer sus capacidades cognitivas e intelectuales a la que predominaba dos décadas o más atrás”. [10]
-       Los docentes no deberían disfrazar la pereza de tecnofobia; deberían capacitarse y por último pensar estrategias para que internet se transforme en un soporte que dé lugar a nuevos contenidos y nuevas formas de adquirirlos. [11]
-       La brecha que implica la pertenencia de docentes y alumnos a diferentes universos culturales, la que se presenta como un obstáculo pedagógico para la generación y comunicación del conocimiento. [12]
En definitiva, es la educación la responsable de rescatar a los niños marginados de la papelera de reciclaje de la historia. Y es el docente el que debe tecnologizarse para poder adaptarse a los cambios y permitirles superar la exclusión, denominada en este discurso ‘brecha digital’. Y no es la única, porque si de brechas se trata, habría que empezar hablando de brecha alimentaria, de vivienda, cultural, de ocio, etc..

DOCENTES RESISTENTES
En entrevistas realizadas a los que aquí llamaremos ‘docentes tecnófobos’ sobre “el mal” que padecen –la tecnofobia—pudimos observar que esas resistencias que se les imputan –y que son reales, por otra parte—distan de ser nichos de vagancia, o ejercicios de la ‘ley del menor esfuerzo’. Veamos algunos de los planteos de los docentes:
-      Algunos docentes plantean la relación de la incorporación de las tecnologías a la educación con los intentos de flexibilización de la labor docente, en el sentido de que atenta contra la libertad de cátedra –o más puntualmente, la libertad de elección metodológica—conquista importante a partir de que en la Edad Media las universidades lograron autonomía académica ante la autoridad de la iglesia. Por otra parte, en la historia del trabajo, la incorporación de tecnología al proceso productivo siempre trajo aparejado un incremento en la productividad en detrimento de la mejora en las condiciones laborales.
-      Ponen un signo de duda una reasignación de roles para el trabajador docente, ya que mientras en la superficie circula un continuum de palabras acerca de la eficientización del trabajo docente, por debajo opera una división muy fuerte entre docentes ‘contenedores’, abocados a las escuelas en riesgo social, y los docentes profesionalizados, dedicados a alumnos que están en mejores condiciones de aprender.
-      Consideran el carácter deshumanizador de las nuevas tecnologías, lo cual se agrava al ser la educación un proceso básicamente humano. Por otra parte, las implicancias de la subjetividad en el proceso de enseñanza aprendizaje son enormes. Es por eso que no le sería posible al docente transmitir pasión allí donde no la siente.
-      Se plantea la necesidad de innovar desde las propias necesidades del docente, o desde la planificación de su carrera docente, y no siguiendo el camino impuesto por las autoridades ministeriales, generalmente sujetas a modas o condicionamientos de diversa índole.
-      El planteo acerca de la urgencia en la formación en nuevas tecnologías implica la desvalorización de todos los conocimientos de los docentes que no estén estrictamente vinculados a ellas.
-      Muchos docentes hacen una valoración negativa de la inmediatez y fugacidad de la ‘cultura internet’. Procacidad o ‘coloquialización’ del lenguaje, cultura de los videos juegos. No como meros rezagados o conservadores, sino planteando la importancia de la tradición e identidad en la conservación y dinamismo de una cultura.
-      La tan mentada democratización que conllevan las nuevas tecnologías, en el sentido de que cualquier usuario puede convertirse en emisor de noticias o de conocimientos, es contradictoria. La falta de rigurosidad, la puesta al mismo nivel de todo tipo de informaciones, la falta de herramientas de los alumnos para discriminar y seleccionar la información fidedigna, son todos problemas que no están en condiciones de resolver.
-      La priorización en los planes educativos de la formación en nuevas tecnologías, y de la incorporación de computadoras en escuelas en las que los elementos más esenciales –lámparas, estufas, baños en condiciones, vidrios en las ventanas—no están presentes es un contrasentido.

TECNOFOBIA
La tecnofobia tiene una larga historia. Hacia abril de  1812 en Inglaterra, en pleno proceso de la revolución industrial, un grupo de obreros inició un proceso que haría historia. A golpes de maza atacaron los telares de la incipiente industria textil de Nottinghamshire. Lentamente las fábricas empezaban a suplantar a los pequeños telares basados en la producción artesanal. Los obreros intuían que la pretensión de los dueños de las fábricas era suplantarlos por máquinas y arremetieron contra ellas. En dos años, como un reguero de pólvora, el movimiento se extiendió a los condados vecinos y fue perseguido por un ejército de diez mil soldados al mando del General Thomas Maitland. El número de soldados era superior al que manejaba el comandante Wellington cuando dirigía desde Portugal sus tropas contra Napoleón. Esto se explica por lo difícil que fue derrotarlos. Se confundían con la población y eran parte de ella. Cuando las tropas buscaron a Ned Ludd, considerado por los obreros como su líder, no lo encontraron. Es que Ned Ludd nunca existió. Cuentan que, al preguntar por él, un habitante de las aldeas contestaba: “Yo soy Ned Ludd”. Y luego otro, y otro. El jefe de la banda se multiplicaba hasta el infinito. El mismo proceso se dio en la revolución mexicana cuando el ejército de Porfirio Díaz arrasaba los poblados preguntando por Pancho Villa. Encontramos el mismo fenómeno en el México actual del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, cuando las fuerzas gubernamentales preguntan entre los indígenas de Chiapas quién es Marcos y la respuesta “yo soy Marcos” se reproduce como una letanía que desalienta la matanza. En el caso de los ludditas, no era sólo una estrategia para despistar a Maitland, era ése el carácter del movimiento: una organización reticular en la que cada eslabón de la cadena –o mejor, cada nodo de la red—valía tanto como el más importante jefe, en que la organización sobrevivía y se reproducía a pesar de la supresión o eliminación de alguno de sus miembros. Por otra parte, se traslucía un carácter festivo en las chanzas que hacían cuando los obreros firmaban cartas burlonas o peticiones como "Mr. Fistol", "Lady Ludd", "Peter Plush" (Felpa), "General Justice", "No King", "King Ludd" y "Joe Firebrand" (el incendiario).
Las implicancias del luddismo son variadas. Se plantea que no eran conservadores, que no querían retrotraer las cosas a un idílico estado anterior, ya que antes también eran oprimidos y pauperizados, sino que querían ser ellos quienes tuvieran el control del proceso productivo. Los ludditas sospecharon que la tecnología industrial sólo podía corresponder a una cierta forma de explotar la naturaleza humana: la forma capitalista, que necesita arrasar con los lazos comunitarios, aislar a los individuos y despojarles de todo medio que pueda ofrecerles una posibilidad de autonomía material[13]. Su violencia no estaba dirigida contra las máquinas en sí mismas (de hecho, no rompían sus propias y bastante complejas herramientas y maquinarias), sino contra los símbolos de una nueva economía política triunfante. De allí que cabría decir que, más que simples militantes anti-tecnológicos, eran militantes profundamente pro-humanistas.
Los ludditas, en tanto asumieron una posición activa y definida frente a las amenazas que representaba la máquina, iniciaron una tradición de oposición y resistencia a la incorporación de maquinaria al proceso de trabajo. Esa tradición es retomada luego por una variada gama de tecnófobos más o menos asumidos, como neoluditas contemporáneos, entre ellos Víctimas del Amianto de América, Asociación Nacional de Veteranos Atómicos, Ciudadanos opuestos al uso de Pesticidas. Más cercanos a nosotros, podemos encontrar rasgos ludditas en los ambientalistas de Gualeguaychú –y los ambientalistas en general—ya que se oponen al ‘progreso’ que traería aparejada la instalación de las papeleras a cambio de la destrucción del medio ambiente en que viven.
Una mención especial cabe para los hackers que, sin renegar del uso de las tecnologías, se apropian de ellas para subvertirlas. Al hacerlo, movidos más por la curiosidad, el ansia de subvertir y el prestigio personal, se alejan totalmente de cualquier interés económico.
“Utilizamos un servicio ya existente, sin pagar por eso que podría haber sido más barato si no fuese por esos especuladores. Y nos llamáis delincuentes. Exploramos... y nos llamáis delincuentes. Buscamos ampliar nuestros conocimientos... y nos llamáis delincuentes. No diferenciamos el color de la piel, ni la nacionalidad, ni la religión... y vosotros nos llamáis delincuentes. Construís bombas atómicas, hacéis la guerra, asesináis, estafáis al país y nos mentís tratando de hacernos creer que sois buenos, y aún nos tratáis de delincuentes. Sí, soy un delincuente. Mi delito es la curiosidad.”[14]
Y por último quiero hacer referencia a un grupo estadounidense llamado Critical Art Ensamble (CAE), que desde 1994 viene desarrollando acciones de desobediencia civil electrónica. Son artistas y activistas que combinan la investigación, la crítica social y las nuevas tecnologías para crear situaciones que denuncian las tendencias autoritarias en el contexto político. Los líderes de este movimiento están siendo investigados por el FBI en aplicación de las nuevas leyes antiterroristas (Patriot Act) posteriores al 11 de setiembre de 2001. El motivo es que encontraron en la casa de uno de los líderes cultivos biológicos, que es una de las áreas en que se desenvuelve el trabajo del CAE. Se desempeñan también en lo que se conoce como Tactical media, una forma de activismo que se opone y critica a los medios masivos y busca producir reacciones en sus audiencias o espectadores o participantes, dándoles la posibilidad de un feed-back que los medios les niegan.[15]

CONCLUSIONES
Las caracterizaciones acerca del cuerpo docente por parte de sectores vinculados a la ‘intelligentzia’ de los organismos internacionales se refieren muchas veces a su inercia, su resistencia a los cambios, su desconocimiento de la necesidad de perfeccionarse de por vida, y muchas veces también su poca dedicación o su falta de ganas de trabajar. Esos argumentos prenden en muchos sectores, padres de alumnos o no. Resurgen fogoneados por los medios de comunicación ante los paros docentes. Se les imputa a los docentes permanecer en una burbuja de estabilidad del pasado, aferrados con uñas y dientes a su carguito. Como parte de esa resistencia al cambio, es posible encontrar aun hoy docentes que resisten la incorporación de las nuevas tecnologías en el aula. Adscribiendo a los puntos de vista arriba mencionados, podemos pensar que esa resistencia esconde el atrincheramiento en un puesto estable, sin necesidad de revalidarlo ante nadie. Por lo tanto, esquivarán toda posibilidad de perfeccionamiento docente.
Pero un acercamiento más profundo a estos docentes nos permite encontrar otra consistencia a sus decires. Caracterizados aquí a grandes rasgos como tecnófobos, estos docentes brindan argumentaciones que poseen entidad propia e implican una reflexión sobre el rol de la escuela, el del docente, su propio posicionamiento en ese rol, los cambios en los paradigmas educativos en las últimas décadas, las presiones desde el Ministerio de Educación Nacional o Provincial. Se vinculan en su resistencia –consciente o no—con una tradición tecnófoba que históricamente ha representado una profunda desconfianza hacia los cantos de sirena concomitantes con la idea de progreso. En última instancia, al igual que los ludditas y otros tecnófobos, sientan una duda sobre la unidimensionalidad y linealidad del progreso, sobre los beneficios del pensamiento único, abriendo la posibilidad de una sinuosidad en la evolución de la humanidad y un carácter multifacético de la labor docente.